En
nuestro artículo “El énfasis en el discurso” hablamos de la importancia de los gestos del orador en el desarrollo de una
presentación. Allí escribimos: “Los gestos forman
parte del lenguaje corporal y cuando hay incoherencia entre las señales
verbales y las no verbales hay una tendencia del receptor a confiar más en
éstas. Según Albert Mehrabian, citado por Pease ‘(…) el impacto total de un
mensaje es verbal en un 7 por ciento (palabras solamente), 38 por ciento vocal
(incluye el tono de la voz, los matices y otros sonidos) y 55 por ciento no
verbal’. (PEASE, Allan. ‘El Lenguaje del Cuerpo’ P. 12) Pease agrega que ‘(…) los
investigadores han registrado casi un millón de claves y señales no
verbales.’ Tenga presente que los gestos son universales y no se limitan a las
manos, también los hacemos con los brazos, las piernas, expresiones de la cara
y con la orientación y desplazamientos del cuerpo”.
Hoy les entregamos varias prácticas destinadas a mejorar el
comando voluntario sobre nuestro cuerpo, lo que redundará en una gesticulación
más conciente por parte del orador. Se trata de una especie de entrenamiento
cerebral, considerando que -en principio- todos tenemos la facilidad de ordenar
el movimiento de cualquiera de nuestros músculos o de un grupo de ellos, bajo
cierta “memoria” que nos permite caminar, escribir, nadar, jugar fútbol,
etcétera, es decir, actividades naturales o aprendidas que consideramos
normales a pesar de que algunas pueden ser más complejas que otras y que
realizamos sin tener que “pensar” en las órdenes que le damos a los músculos
que las hacen posible. Pero cuando se trata de movimientos que no forman parte
de esa “memoria”, nuestro cerebro sufre una confusión que se refleja en la
torpeza de nuestros músculos al momento de realizarlos.
Luego de esa confusión y torpeza iniciales se produce en nuestro
cerebro un proceso de aprendizaje que facilita los movimientos que minutos
antes no podíamos realizar. Adicionalmente nos proporciona una sensación de
dominio del cuerpo que se reflejará positivamente en la gesticulación cuando
estemos frente al auditorio, donde cada movimiento tendrá una justa proporción
de conciencia y naturalidad.
Ejercicio
1
Objetivo: Dominar el uso de músculos
específicos.
Posición: Sentado o de pie.
Duración: Ente 5 y 10 minutos.
Frecuencia: Hasta lograr el objetivo.
Otros:
Puede repetir este ejercicio algunos días antes de una presentación oral.
Evaluación:
Logrará el objetivo si realiza movimientos diferentes con ambas manos y de
manera simultánea.
Procedimiento
1°.
Adopte la posición indicada. Coloque la mano derecha sobre su estómago. Coloque
la mano izquierda sobre su cabeza. Mantenga esta posición.
2°.
Con la mano derecha “sobe” su estómago durante 10 segundos, con movimientos de
arriba a abajo. Detenga el movimiento y mantenga la mano sobre el estómago.
3°.
Con la mano izquierda dé palmadas consecutivas y suaves sobre su cabeza,
durante 10 segundos. Detenga el movimiento y mantenga la mano sobre la cabeza.
4°.
Inicie ambos movimientos de manera simultánea por 15 a 20 segundos: Mano
derecha: soba su estómago. Mano izquierda da palmadas en su cabeza.
5°.
Mantenga ambas manos en su posición. Ahora con su mano derecha dé palmadas en
su estómago y sobe su cabeza con la mano izquierda, de 15 a 20 segundos.
6°.
Intercambie la posición de sus manos. (Derecha sobre su cabeza. Izquierda sobre
su estómago)
7°.
Inicie simultáneamente los siguientes movimientos: Mano derecha palmea
suavemente la cabeza. Mano izquierda soba su estómago. 15 a 20 segundos.
8°.
Inicie simultáneamente los siguientes movimientos: Con la mano derecha sobe la
cabeza. Con la mano izquierda dé palmadas a su estómago. 15 a 20 segundos.
Ejercicio
2
Esta
práctica puede realizarla en su casa, en el trabajo, en el metro, etcétera.
Evite realizarla si maneja o cuando esté operando maquinaria, si es el caso. No
hay límites de frecuencia, incluso es un ejercicio beneficioso para la
circulación sanguínea por lo que puede hacerlo cuando lo desee, especialmente
desde varios días antes de una presentación oral.
Procedimiento
Piense
en dos músculos o partes de su cuerpo. Por ejemplo, sus manos, sus brazos, una
mano y un pie, en fin, partes diferentes. Concientemente relaje una de esas
partes y tense la otra. Digamos, relaje el brazo izquierdo y tense el brazo
izquierdo o viceversa. Luego de 5 o 10 segundos invierta el estado de
relajación y tensión entre las partes de su cuerpo seleccionadas.
Agregue
todas las variantes que se le ocurran. Por ejemplo, piense en tres partes de su
cuerpo y ténselas y relájelas con varias combinaciones como relajar la mano
izquierda y tensar la derecha y el pie derecho. Luego intercambie las partes
relajadas o tensas según su voluntad. Siempre durante 5 o 10 segundos. Luego
seleccione otras partes de su cuerpo y repita el procedimiento.
Ejercicio
3
Cada
día realizamos muchas actividades en forma mecánica, sin hacernos concientes
de los movimientos que ejecutamos o de los músculos que usamos. Piense en esas
actividades y en las partes de su cuerpo que debe emplear y cuáles no.
Procedimiento
Al
momento de hacer la actividad relaje por completo las partes que no usa. Pongamos
como ejemplo el cepillado de los dientes, para lo cual usamos un brazo y una
mano. Piense en el brazo y la mano que no emplea y manténgalos totalmente relajados durante la actividad. Aplique lo propio a otras tareas:
afeitarse, escribir, comer. Recuerde que siempre hay partes de su cuerpo que no
utiliza, como sucede cuando comemos, situación en la que no tenemos que usar
las piernas o los pies.
Óscar Manuel Romero.
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