Recientemente la Real Academia Española (RAE) publicó las nuevas
reglas de ortografía en una
obra "amplia, razonada, explícita y sumamente clara", según
explicó su director, Salvador Gutiérrez, quien afirmó que “La ciencia
ortográfica necesitaba una obra que desarrollara el porqué de las diferentes
normas y reglas. Esos principios no estaban explicados”. Pregunto: ¿Ahora
sí se explican todos esos principios? Porque decimos conyugal,
con el sonido suave de la ge, como en gama, pero decimos cónyuge con
el sonido fuerte de la ge, como en gema [jema].
En mi opinión, (mi muy humilde opinión), los principios de
la ortografía que se explican en la obra se circunscriben a los cambios
realizados, pero nunca a la ortografía en general, como afirma el señor
Gutiérrez. De ser así ya no tendríamos las incongruencias que mencioné en
nuestro artículo
anterior, referida a la eme que debemos escribir antes
de pe y be, norma bien sustentada en la fonética, la fonemática y la prosodia,
y que se aplica solo cuando se trata de una misma palabra, no cuando el mismo
fenómeno ocurre en dos voces consecutivas, una de las cuales culmina con ene,
seguida de otra que comienza con pe o con be, como en la frase: “Yo vivo en
Puebla” en la que inequívocamente decimos una eme antes de pe, en este
caso: [yo] [vivoem] [puebla]. Pero ese tema ya fue tratado, como dije, en
nuestro artículo de la semana pasada. Hoy vamos a reseñar
las nuevas
reglas, acertadamente formuladas por la academia y
que fueron ampliamente difundidas hace algunos meses, que no hace
algunos meses atrás.
Según
esas normas ahora no es “i griega” sino ye, lo que deja a la “i latina” como i,
simple, sin adjetivo; se suprimieron del alfabeto la doble ele (elle en varias
regiones) y la che. Ahora son dígrafos; la be será be y no “be alta” porque la
“[be] pequeña”, (v) como le dicen en muchos países, será uve, de manera que no
habría posibilidad de confusión, como la del jefe que le dice a la secretaria:
-
Señorita Rodríguez, por favor redacte un memorando para convocar a los gerentes
a una reunión el próximo viernes.
Y replica
la secretaria:
- Señor
Pérez, ¿viernes se escribe con be alta o con be pequeña?
El señor
Pérez, mira a la secretaria con una sonrisa de galán de comercial, voltea hacia
la esquina superior derecha de la oficina mientras se lleva una mano hacia la
barbilla que sostiene con el dedo pulgar como si su desprendimiento fuese
inminente, mientras su dedo índice se posa sobre sus labios, y con ojos
entrecerrados (el jefe, no el dedo) parece meditar sobre la
cuadratura del círculo hasta que, de repente vuelve en sí, y con cara de
circunspecto número tres, le dice a su asistente:
- ¿Sabe
qué? Mejor convóquela para el lunes.
Continuamos
con nuestro asunto de hoy. El vocablo “solo” ya no llevará tilde para
distinguir sus dos significados: sin compañía o únicamente.
Claro que el contexto ayuda, pero si hubiere duda “puede usarse” según
prescribe la RAE. Tampoco llevan tilde: guion, hui, riais, Sion, truhan,
fue y fe, por ser monosílabos. Igual para la o escrita entre guarismos: “5 ó
6”, por ejemplo, se escribirá “5 o 6”. Por último, la letra cu (Q, q) ya no se
empleará con el sonido de la letra ka, como en quorum (cuórum), Quatar (Catar),
Iraq (Irak), etcétera.
Pero no
vamos a dejar el asunto hasta aquí. ¡No señor! Ahora vamos con la letra ge, que
tiene un sonido fuerte, como en la palabra general y un sonido
suave, como en el vocablo gala (lo que llaman los
especialistas polifonemia y Jesús Mosterín denomina
polifonía) y por otra parte, se escribe de manera diferente en su sonido suave
dependiendo de la vocal que le sucede: ga, gue, gui, go, gu, gua,
güe, güi, guo. (poligrafemia, que Mosterín llama poligrafía).
La
consecuencia no podía ser más patética: como señalamos al principo de este
artículo, decimos conyugal, pero decimos cónyuge [cónyuje]; escribimos cirujano,
con jota, pero escribimos cirugía [cirujía] con ge; cuando decimos Jorge pronunciamos
el sonido fuerte de la ge (linguovelar) en ambas sílabas, que se escriben, una con
jota y con la otra con ge. Añádale a esto que el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE)
registra la voz mánager escrita así como ve, a pesar de que
la prosodia que le corresponde es [mánaller]. Pensará el caro lector: "Y
¿cuál es el problema? Solo debemos aprendemos las reglas". Es cierto,
pero, dígale eso a un niño de 6 o 7 años. No tardará en mirarle con cara
de guepardo para decirle: “¡esas normas no
son güenas!”.
Óscar Manuel Romero.
Fuentes consultadas: DRAE, Lexis, Blog de Aula, es.comunicas.org, cvc.cervantes.es.
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