jueves, 16 de febrero de 2012

La RAE y las reglas de ortografía (I)

Puerto de Lisboa
Revisar y corregir las reglas de ortografía del castellano es una de las cosas a las cuales se dedica la “docta institución”, entiéndase Real Academia Española, que es, por antonomasia, la academia de la lengua española, según cuenta la leyenda.

Ignorante como soy de cuáles son los procedimientos para cumplir tan importante función, infiero que el mecanismo es muy sencillo en el primer aspecto, es decir, la revisión, y muy complicado, tortuoso y polémico en el segundo, la corrección, aspecto que dejaremos para el final. Digo, observar ciertas incongruencias de algunas reglas de ortografía no es algo que requiera ser académico o haber hecho algún posgrado, ni siquiera haber culminado la secundaria. ¡No! Apenas iniciamos el aprendizaje de la lectura y de la escritura comienza nuestro calvario, como el momento en el que nuestra maestra enunció por vez primera la regla ortográfica según la cual “antes de pe y be “alta” se escribe eme. ¿Cómo es la cosa? A ver, repitamos leeeentameeeente: “Aaanteees de peeé y beeé altaaa, se escribeeee éeemeee”. ¡Muy bien! Entonces la maestra inicia la lectura de un corto dictado, total, la cosa no es nada complicada: “antes de pe y be 'alta' se escribe eme”; “antes de pe y be 'alta' se escribe eme” ¡Eso es todo! y comienza: "El Puerto de Lisboa”. Pausa. Y después de repetir dos o tres veces el título, continúa: “en Portugal existe un bello y emblemático puerto…" etcétera, etcétera.

Culminado el dictado la concienzuda maestra pide a sus párvulos que le entreguen los cuadernos para revisarlos –a los cuadernos, claro- ávida como está de ubicar en cada uno de ellos los emblemático y los imperio que le indicarán inequívocamente cuáles niños entendieron la regla de ortografía recién aprendida y cuáles no. Para estos, ya se dedicará la docente a redactar otro texto en el cual no faltarán las campiñas y los bombos, invaluables voces convertidas en auxiliares que ayudarán a los chicos (pibes, chavales, chamos, chavos, quinchos) a comprender la singular regla.

Pero antes de conocer el nivel de comprensión que alcanzaron nuestros imaginarios alumnos con el también ficticio dictado, veamos rápidamente qué justifica esta regla de la escritura de la eme antes de la pe y de la be “alta”. Nada complicado. La Fonética y sus disciplinas auxiliares, (fonética articulatoria y fonética acústica), la fonemática y la prosodia lo explican de esta manera: cuando decimos pe o be, estamos cerrando ambos labios (p y b son bilabiales). Si a estos fonemas les precediera la ene en posición silábica postnuclear (como en gen) no podríamos hacer su sonido porque la pe y la be que le siguen nos obligarían a cerrar los labios. Es como si quisiéramos decir cambio pero sin cerrar los labios para pronunciar la sílaba “bio”. ¡Inténtelo! Diga cambio sin cerrar los labios. No pudo ¿verdad? y ¿notó que antes de esa be en la voz cambio el sonido que hace es el de la eme? ¡Es inevitable! Por eso, gentiles lectores, “antes de p y b “alta” se escribe eme”. ¡Sin excepción!

Ahora sí, veamos cómo quedó el pedagógico dictado. Y le tocó a Carlitos ser el primero en entregar su cuaderno, en el cual destaca el dibujo de un gran barco sobre una línea azul que asemeja una interminable sucesión de ues en letra de carta y debajo del cual se lee: “El Puerto de Lisvoa” igual que en el título de su ejercicio. Luego de la amorosa corrección que la maestra le hace a Carlitos sobre la uve con la que escribió Lisboa, comienza a leer, y no transcurren dos segundos cuando a la profe, que no profa, casi se le salen los ojos de sus órbitas -las de la profe- al ver el resultado obtenido:

“Puerto de Lisvoa.

Em Portugal exite um bello y emblemático puerto al que llegam barcos que traem productos de muchos países. Lo llamam Puerto de Lisvoa, que ayudó a construir el imperio portugués de los siglos XV, XVI y XVII".

Caro lector: ¿acaso el párrafo anterior no cumple estrictamente con la regla ortográfica motivo de este artículo? 

Al inicio expresé que me referiría al segundo aspecto del procedimiento de la academia relacionado con las reglas de ortografía, el de las correcciones, que califico de complicado, tortuoso y polémico, no porque lo conozca, sino que lo deduzco, de la tradicional tardanza con que la RAE hace dichas correcciones. Es bueno que no se apresuren pero, de que exageran, exageran.

¿Que qué pasó con Carlitos? no lo sé, pero la profe salió del aula para sentarse al lado de um portóm blanco que está a un costado del patio de la escuela, donde estuvo un rato pensando cómo explicarle al carajito la paradoja de que él hizo exactamente lo que ella le indicó... pero quedó mal.

Óscar Manuel Romero.



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