viernes, 24 de febrero de 2012

La RAE y las reglas de ortografía (y II)

Recientemente la Real Academia Española (RAE) publicó las nuevas reglas de ortografía en una obra "amplia, razonada, explícita y sumamente clara", según explicó su director, Salvador Gutiérrez, quien afirmó que “La ciencia ortográfica necesitaba una obra que desarrollara el porqué de las diferentes normas y reglas. Esos principios no estaban explicados”. Pregunto: ¿Ahora sí se explican todos esos principios? Porque decimos conyugal, con el sonido suave de la ge, como en gama, pero decimos cónyuge con el sonido fuerte de la ge, como en gema [jema].

En mi opinión, (mi muy humilde opinión), los principios de la ortografía que se explican en la obra se circunscriben a los cambios realizados, pero nunca a la ortografía en general, como afirma el señor Gutiérrez. De ser así ya no tendríamos las incongruencias que mencioné en nuestro artículo anterior, referida a la eme que debemos escribir antes de pe y be, norma bien sustentada en la fonética, la fonemática y la prosodia, y que se aplica solo cuando se trata de una misma palabra, no cuando el mismo fenómeno ocurre en dos voces consecutivas, una de las cuales culmina con ene, seguida de otra que comienza con pe o con be, como en la frase: “Yo vivo en Puebla” en la que inequívocamente decimos una eme antes de pe, en este caso: [yo] [vivoem] [puebla]. Pero ese tema ya fue tratado, como dije, en nuestro artículo de la semana pasada. Hoy vamos a reseñar las nuevas reglas, acertadamente formuladas por la academia y que fueron ampliamente difundidas hace algunos meses, que no hace algunos meses atrás.

Según esas normas ahora no es “i griega” sino ye, lo que deja a la “i latina” como i, simple, sin adjetivo; se suprimieron del alfabeto la doble ele (elle en varias regiones) y la che. Ahora son dígrafos; la be será be y no “be alta” porque la “[be] pequeña”, (v) como le dicen en muchos países, será uve, de manera que no habría posibilidad de confusión, como la del jefe que le dice a la secretaria:

- Señorita Rodríguez, por favor redacte un memorando para convocar a los gerentes a una reunión el próximo viernes.

Y replica la secretaria:

- Señor Pérez, ¿viernes se escribe con be alta o con be pequeña?

El señor Pérez, mira a la secretaria con una sonrisa de galán de comercial, voltea hacia la esquina superior derecha de la oficina mientras se lleva una mano hacia la barbilla que sostiene con el dedo pulgar como si su desprendimiento fuese inminente, mientras su dedo índice se posa sobre sus labios, y con ojos entrecerrados  (el jefe, no el dedo) parece meditar sobre la cuadratura del círculo hasta que, de repente vuelve en sí, y con cara de circunspecto número tres, le dice a su asistente:

- ¿Sabe qué? Mejor convóquela para el lunes.

Continuamos con nuestro asunto de hoy. El vocablo “solo” ya no llevará tilde para distinguir sus dos significados: sin compañía o únicamente. Claro que el contexto ayuda, pero si hubiere duda “puede usarse” según prescribe la RAE. Tampoco llevan tilde: guion, hui, riais, Sion, truhan, fue y fe, por ser monosílabos. Igual para la o escrita entre guarismos: “5 ó 6”, por ejemplo, se escribirá “5 o 6”. Por último, la letra cu (Q, q) ya no se empleará con el sonido de la letra ka, como en quorum (cuórum), Quatar (Catar), Iraq (Irak), etcétera.

Pero no vamos a dejar el asunto hasta aquí. ¡No señor! Ahora vamos con la letra ge, que tiene un sonido fuerte, como en la palabra general y un sonido suave, como en el vocablo gala (lo que llaman los especialistas polifonemia y Jesús Mosterín denomina polifonía) y por otra parte, se escribe de manera diferente en su sonido suave dependiendo de la vocal que le sucede: ga, gue, gui, go, gu, gua, güe, güi, guo. (poligrafemia, que  Mosterín llama poligrafía). 

La consecuencia no podía ser más patética: como señalamos al principo de este artículo, decimos conyugal, pero decimos cónyuge [cónyuje]; escribimos cirujano, con jota, pero escribimos cirugía [cirujía] con ge; cuando decimos Jorge pronunciamos el sonido fuerte de la ge (linguovelar) en ambas sílabas, que se escriben, una con jota y con la otra con ge. Añádale a esto que el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) registra la voz  mánager escrita así como ve, a pesar de que la prosodia que le corresponde es [mánaller]. Pensará el caro lector: "Y ¿cuál es el problema? Solo debemos aprendemos las reglas". Es cierto, pero, dígale eso a un niño de 6 o 7 años. No tardará en mirarle con cara de guepardo para decirle: “¡esas normas no son güenas!.
Óscar Manuel Romero.

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