El micrófono es un recurso tecnológico valioso pero
delicado. Debemos usarlo cuidadosamente porque su estructura interna incluye
una membrana muy sensible que transforma las ondas sonoras en impulsos
eléctricos que el amplificador se encarga de interpretar y de enviar a los
parlantes para su reproducción, con una intensidad varias veces mayor al sonido
de la voz que los produce.