jueves, 1 de diciembre de 2011

La Lengua es dinámica

Los cambios de la lengua son tan profusos que es difícil estar actualizados, fenómeno que no es exclusivo de nuestros tiempos: “Remudar vocablos es limpieza” dijo hace cuatro siglos Francisco de Quevedo y Villegas.


La evolución de la lengua es inevitable y es el resultado de varios factores. Para evitarla poco pueden hacer las normas y los conceptos, a los cuales no se atienen las multitudes. 
    
Un vocablo de uso extendido y constante se impondrá siempre, por muy incorrecto e incómodo que se le considere en un momento determinado; Palabras otrora populares pierden vigencia por la falta de uso y quedan sólo para discursos grandilocuentes pronunciados por un "Orador de Orden" en alguna "Sesión Especial" o bien para un artículo de opinión, o  para alguna obra literaria. 


La Real Academia Española no puede evitar el uso de nuevos vocablos y no podría hacerlo aunque ese fuese su único propósito, que no lo es. Y es que los pueblos no están pendientes de las formalidades y de las normas a la hora de "crear" vocablos que seguirán imponiendo, independientemente de que la RAE los incluya o no en su diccionario y qué bueno que es así, porque de otra manera hoy no existirían lenguas como la española, la portuguesa, la italiana, la francesa y otras más, derivadas del latín. Tampoco conoceríamos palabras como alhaja, tarifa, túnel, líder, garaje, sofá, vagón, fachada, piloto y muchas, (muchísimas más), que llegaron al español provenientes de otros idiomas.
Orador.

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