miércoles, 14 de diciembre de 2011

Los puntos sobre las íes

Según un artículo que leímos y divulgamos a través de nuestra cuenta de Twitter (@manualoratora) el Español tiene cuatro tildes: la tilde propiamente dicha ( ´ ) también  llamada  acento;  la  virgulilla ( ˜ ); la diéresis ( ¨ ) y el punto ( ˙ ) Los primeros tres casos los entendemos perfectamente, pero en relación con el punto tenemos dudas. Veamos. 

Sin la tilde muchas palabras serían confusas en el momento de leerlas (el contexto no siempre sirve de ayuda) pero al colocarla sobre la sílaba fuerte (acento prosódico) solucionamos ese problema: público [público] no es lo mismo que publico, [publíco] que no es igual a publicó [publicó] Basta con tener claras la reglas de acentuación y pronunciaremos la palabra con el acento correcto. Pasa lo mismo con las voces: ánimo, válido, depósito, estímulo, médico, número, rótulo, tráfico, cántara y algunas más, pues cada una de estas palabras puede ser esdrújula (proparoxítona), grave (paroxítona) o aguda (oxítona).

Según el artículo en cuestión, la virgulilla tiene como única función diferenciar la ene de la eñe, letra que a más de uno le produjo fuertes dolores de cabeza en la década de los ochenta, ante la inmensa presión de los fabricantes de ordenadores y de programas de informática que tenían el capricho de suprimirla de nuestro abecedario. Pero ya no hay peligro. España no será Espana y uña seguirá siendo uña.

La diéresis es útil ante la absurda regla de ortografía según la cual el sonido [ga] (como en gato) no aplica para el sonido de los morfemas ge y gi que se pronuncian [je] (como en Jesús) y [ji] (como en jinete) y que nos obliga a escribir gue y gui para el sonido suave de la letra ge como en guepardo y guiar, donde la u es muda. De allí que debemos colocar la diéresis a la u para formar diptongo en voces como agüero,  [aguero] o Güigüe [Guigue] (población de Venezuela en el estado de Sucre). Este problema desaparecería con la Ortografía Fonémica que propone Jesús Mosterín (“Teoría de la Escritura”, 2° edición, Ikaria editorial, s.a., P. 342) a quien desde ya proponemos para que presida la Real Academia Española de manera vitalicia y con poderes plenipotenciarios.

Y llegamos a la cuarta tilde del español: el punto. Este es el caso que no entendemos muy bien y agradeceremos si alguien nos aclara el tema dejando un comentario al final de este artículo o escribiéndonos a nuestro correo manualdeoratoria@hotmail.com. Mientras tanto nos hacemos estas preguntas: ¿Por qué se le considera una tilde? ¿Qué función cumple? ¿Es posible que la voz difícil se preste a confusión al leerla si está escrita en mayúsculas, por el hecho de que las íes no lleven puntos? ¿La jota sin punto es diferente a la jota con punto? En Español no existen la i y la jota sin punto, salvo cuando las escribimos en mayúsculas, en cuyo caso podemos colocarlo o no. A diferencia de las otras tildes, el punto no parece cumplir ninguna función. Forma parte de la grafía de la i y de la jota, por lo tanto, según nuestra humilde opinión, no es una tilde, que entonces pasarían a ser tres y no cuatro: la tilde propiamente dicha para marcar acentos, la virgulilla para formar la eñe a partir de la ene y la diéresis sobre la u para formar diptongo en las sílabas gue y gui
Orador.

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