jueves, 7 de junio de 2012

Imagen del orador

La audiencia espera de un conferenciante (o conferencista) que el tema sea atractivo, que el orador pronuncie bien las palabras, (que se entienda lo que dice) que proyecte seguridad cuando habla; es decir: que su presentación sea impecable. Todo ello crea la "imagen" que perciben los oyentes. Es un conjunto de elementos que deben estar presentes desde el momento en que salga al escenario. 


Presentación personal
No escatime en proyectar una imagen de buen gusto, pero no refleje opulencia. Luzca sobrio(a) No use colores llamativos en su ropa ni adornos que desvíen el interés del oyente. Use el sentido común. Sencillez y sobriedad deben ser la norma. Adecúe (adecue) la ropa a la ocasión. Traje formal o informal según el contexto de su conferencia, el tema, el público y el ambiente. Se vería tan fuera de lugar un orador trajeado en una choza en medio de una hacienda, para hablar sobre producción agropecuaria; como otro ataviado con playera, pantalón corto y pantuflas para disertar sobre cirugía cardiovascular en el auditorio de una prestigiosa universidad. 

Atractivo personal
Roberto Carbonell ("Todos Pueden Hablar Bien". Colección Libros Revistas Bohemia. P. 153) define lo siguiente: “El atractivo personal es casi la llave del éxito. No aludimos al arte de vestir con elegancia y buen gusto, sino a la suerte de 'halo' espiritual que irradian ciertos seres humanos (…) porque sólo el hombre, disponiendo de voluntad y de criterio, puede ser capaz de interesarse auténticamente por los demás.

 Posición corporal del orador
Para muchos ejercicios y para la presentación oral es importante adoptar una correcta posición de pie, esto es: cómoda y natural. Carbonell (“Todos pueden hablar bien” Ob. Cit. P. 32) la describe de manera excelente, por lo que reproducimos un resumen, excepto en lo referente a la posición de los pies que este autor propone, por resultar antinatural e incómoda. Dice Carbonell: “La postura correcta de pie debe ser erguida. Requiere sostener el cuerpo con la columna vertebral. Al levantar las costillas, los hombros pasarán naturalmente a su sitio. No es necesario ‘sacar pecho’ o levantar los hombros.
Las orejas deben situarse sobre los hombros. La barbilla debe quedar paralela al suelo. Para lograr el ángulo adecuado, colóquese de perfil ante un espejo. Incline la cabeza un poco hacia adelante. Gire la cabeza para mirar su cuello. Si tiene pliegues en el cuello provocados por la torsión, eleve la barbilla hasta que desaparezcan. Gire nuevamente hacia el frente y mantenga la posición. Al estirar la columna la pelvis se inclina ligeramente. Relaje ligeramente las rodillas.”
En relación con la posición de los pies, coloque los talones separados por tres a cinco centímetros y proyecte las puntas hacia los lados en forma de “V” en un ángulo de 45.° aproximadamente. Continuemos con la descripción de Carbonell: “Vuelque el peso de su cuerpo sobre los arcos y no sobre talones y dedos. La postura correcta debe describir una línea recta entre el lóbulo de la oreja, el hombro, la cadera y el tobillo”
Esta posición no es rígida. No debemos parecer estatuas durante nuestra intervención oral. Digamos que la posición de pie descrita es la base de los movimientos, gestos y, en algunos casos, los desplazamientos que servirán para hacer dinámica nuestra intervención, asuntos que veremos en el próximo tema. 

Uso del micrófono
Conviene conocer algunas ideas relacionadas con el micrófono, recurso tecnológico tan valioso como delicado y que debemos utilizar de la manera más adecuada posible.
La estructura interna del micrófono incluye una membrana muy sensible que transforma las ondas sonoras en impulsos eléctricos que el amplificador se encarga de interpretar y enviar a los parlantes para su reproducción, con una intensidad varias veces mayor al sonido de nuestra voz. Para determinar si el micrófono está encendido o si funciona correctamente, pronuncie algunas palabras, pero nunca lo golpee o lo sople. Eso es igual a que alguien le golpee o le sople directamente en su oído para saber si usted oye bien. En lugar de eso, colóquese a cinco o diez centímetros del micrófono o donde le indique el operador de sonido y module (hable) con la misma intensidad que usará en su intervención. Puede contar del uno al diez y viceversa, saludar, repetir alguna palabra, ensayar una bienvenida, etc. El técnico de audio se encargará de regular la intensidad del sonido en niveles cónsonos con el espacio del auditorio y le indicará si debe acercarse o alejarse del micrófono o si debe hablar con mayor o menor intensidad. En la mayoría de los casos estas pruebas de sonido son realizadas previamente por el personal técnico.
Al comenzar su intervención: a) Mantenga siempre la misma distancia entre usted y el micrófono. b) Mantenga la dirección de su boca hacia el micrófono. c) Si va a leer, coloque el texto detrás del micrófono para mantener el ángulo adecuado. d) Eventualmente (pero no con mucha frecuencia y sólo si es posible) dirija su mirada hacia el operador, quien le indicará si todo está bien o si debe corregir su posición o dirección con respecto al micrófono.

Ejercicios
Para realizar este ejercicio requiere el empleo de un espejo que le permita ver su cuerpo completo. De no ser así, puede solicitar la ayuda de un familiar que le indique si la posición que adopta es correcta.
Ubique en este artículo el tercer párrafo de la sección titulada "Posición corporal del orador", adopte la posición descrita. Evalúe su postura según las instrucciones dadas.

Óscar Manuel Romero.

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