Hablar una segunda lengua se hace
cada día más necesario y puede significar una mejora sustancial en el perfil
profesional de cualquier persona. El inglés, el español y el chino mandarín, en
ese orden, son las lenguas que más personas en el mundo desean aprender (y
aprenden) como segunda lengua.
El aprendizaje de otra lengua tiene múltiples ventajas, pero antes de mencionarlas, es bueno aclarar que no es lo mismo ser “bilingüe” que tener una “segunda lengua”. Para conocer la diferencia entre estos dos conceptos debemos resaltar que la “lengua materna” es aquella que aprendemos de niños en nuestra casa, en nuestro vecindario; la que aprendemos naturalmente. Sin embargo, puede ocurrir que en el seno familiar papá y mamá tengan orígenes y lenguas distintas y como consecuencia de ello los hijos aprendan y dominen perfectamente ambos idiomas, que en estos casos no se trata de una segunda lengua, sino que estaríamos ante un ejemplo de adquisición de dos lenguas maternas, o bilingüismo. Por el contrario, la segunda lengua es aquella que aprendemos de manera voluntaria mediante el estudio o la exposición (o ambas cosas) y que requiere un proceso muy diferente al de la adquisición de la lengua materna. Veamos ahora algunas ventajas de aprender otro(s) idioma(s).
El aprendizaje de otra lengua tiene múltiples ventajas, pero antes de mencionarlas, es bueno aclarar que no es lo mismo ser “bilingüe” que tener una “segunda lengua”. Para conocer la diferencia entre estos dos conceptos debemos resaltar que la “lengua materna” es aquella que aprendemos de niños en nuestra casa, en nuestro vecindario; la que aprendemos naturalmente. Sin embargo, puede ocurrir que en el seno familiar papá y mamá tengan orígenes y lenguas distintas y como consecuencia de ello los hijos aprendan y dominen perfectamente ambos idiomas, que en estos casos no se trata de una segunda lengua, sino que estaríamos ante un ejemplo de adquisición de dos lenguas maternas, o bilingüismo. Por el contrario, la segunda lengua es aquella que aprendemos de manera voluntaria mediante el estudio o la exposición (o ambas cosas) y que requiere un proceso muy diferente al de la adquisición de la lengua materna. Veamos ahora algunas ventajas de aprender otro(s) idioma(s).
Cuando nos proponemos aprender una
nueva lengua necesariamente debemos repasar nuestra lengua materna. Es
imperativo refrescar todos esos conceptos que estudiamos en la escuela o en la
universidad y que eventualmente hemos almacenado en algún rincón de nuestro
cerebro, sobre todo si la profesión u ocupación que hemos elegido no nos exige
mantenernos al día con aquellos. Entonces nos vemos en la necesidad de recordar
las conjugaciones verbales y que existen el presente continuo, el participio,
el gerundio, etc. y nos damos cuenta de que alguna vez supimos qué es un
adverbio, un pronombre o un adjetivo. En fin, si es el caso que hemos dejado
esos y otros conocimientos en el olvido, estudiar otra lengua nos exigirá recuperarlos.
Es bien sabido que las lenguas
son dinámicas y que constantemente se transfieren vocablos. En este mismo blog
hemos escrito varios artículos que se refieren a este asunto. Muchos
extranjerismos que usamos hoy en día no han sido asimilados “oficialmente” por
el español, simplemente porque tenemos voces con el mismo significado. No es
necesario, pues. Aunque sabemos que el uso continuado de esos extranjerismos
terminará imponiéndose la mayoría de las veces, entre otras cosas, ayudados por
los medios de comunicación audiovisuales y, ahora, también por las redes
sociales. Al adquirir otra lengua inevitablemente nos hacemos conscientes de
que la mayoría de esos extranjerismos (prácticamente todos) tienen su
equivalente en español y entonces podemos hacer nuestro mejor esfuerzo para
sustituir aquél con nuestro propio vocablo. Nada que ver con la xenofobia. Es
cuestión de sentido común.
Otro beneficio que logramos con
el aprendizaje de un nuevo idioma tiene que ver con la ampliación de nuestros
horizontes culturales, especialmente si decidimos hacerlo en un país donde se
hable tal idioma. Demás está decir que sería muy interesante conocer otras
personas, ciudades, pueblos, costumbres, gastronomía, folklore, etc. Pero, aún
en el caso de que lo hagamos en nuestro propio país, estaremos ampliando los conocimientos
que tenemos del mundo al introducirnos en la literatura extranjera, en ciertas
costumbres que quedan expuestas en las lecciones, así como en fotografías,
vídeos y muchas cosas más que nos impregnarán de todo lo que rodea a la nueva
lengua.
Por último, vale la pena señalar
que, incluso para nuestra salud puede ser de gran ayuda el introducirnos en
una actividad intelectual que exija nuestra concentración, estimulando la
actividad cerebral y produciéndonos satisfacción ante cada reto que se nos
presente y cada logro que alcancemos. Los especialistas en neurología y en geriatría aconsejan mucho mantener la actividad intelectual, y algunas de sus recomendaciones son: hacer crucigramas y sudokus, armar rompecabezas (puzles),
aprender a escribir con nuestra mano izquierda si somos derechos y viceversa
y aprender un idioma.
Así que, no lo piense más.
Anímese a mejorar su español estudiando una nueva lengua y logrará cosas
maravillosas. Si cree que le resultará difícil en virtud de la edad (es un
factor que tiene cierta importancia pero no es una limitación definitiva), no
se desanime: no hay nada que la constancia no pueda lograr. Yo recomendaría que
comience por aprender una lengua que no le exija estudiar un nuevo sistema de
escritura o signos. Si quiere elevar su nivel profesional empiece por el
inglés, que es actualmente la lengua franca por excelencia en el mundo. Si
quiere hacerlo sólo por el gusto de aprender algo nuevo, empiece por estudiar
portugués, que guarda muchas similitudes con el español, pero finalmente será
usted quien tome la decisión. Lo cierto
es que muchos conocedores afirman que al aprender una nueva lengua, se facilita
el aprendizaje de una tercera. Eso dependerá de sus necesidades futuras. Comience
por una, ahora mismo y le aseguro que aprenderá a amar más nuestro querido
español.
Óscar Manuel Romero.
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