miércoles, 4 de enero de 2012

Figuras literarias (I)

Conocer las Figuras Literarias no implica el uso obligatorio de todas ellas o de alguna en especial. Son recursos valiosos que debemos manejar con soltura para saber cuándo y cómo emplearlos con moderación para enriquecer nuestro discurso.

Algunas figuras literarias son más usadas en prosa que en poesía y viceversa. Gayol las define como “…ciertos giros especiales que expresan el pensamiento con enérgico colorido, comunicando al estilo vitalidad y belleza (…) estos giros elegantes de la elocución, discretamente usados, constituyen un valioso factor estético en el arte literario.” y agrega: “Toda figura literaria entraña una modificación del pensamiento o del lenguaje.” (Gayol Fernández, Manuel. “Teoría Literaria” Cultural, S.A. 4° Edición. La Habana, 1956, P. 89). Por su parte Vivaldi expresa que “En los tratados de Preceptiva Literaria se habla de tres clases de figuras retóricas o literarias: de dicción, referentes al lenguaje; los tropos, que afectan a la idea y al lenguaje, y de pensamiento, que afectan a la idea.” (Martín Vivaldi, Gonzalo. “Curso de Redacción” Paraninfo. 12° Edición. Madrid. 1973 P. 233) Describimos a continuación las más conocidas, unas más usadas que otras.

1)   Elegancias o Figuras de Dicción

Disyunción o asíndeton:
Permite transmitir un estilo ligero y darle dinamismo a las ideas mediante la supresión de las conjunciones en la cláusula o frase:

México tiene un pueblo alegre, honesto, solidario, trabajador.

Conjunción o polisíndeton:
En contraposición a la anterior, esta figura consiste en repetir conjunciones para dar solemnidad a la idea y énfasis a elementos que forman parte de ella: 

México tiene un pueblo alegre, y honesto, y solidario y trabajador.

Epítetos:
“Es la palabra o reunión de palabras que caracteriza al sustantivo, en cuanto destaca su cualidad habitual o sobresaliente. Su función resulta distinta a la del simple adjetivo. El epíteto se refiere a cualidades inherentes a la persona o a la cosa de que tratamos. Cualidades que si dejamos de expresar pueden sobrentenderse, sin alterar el sentido de la expresión pero sí disminuyendo sensiblemente su gracia, energía y belleza. Por ejemplo: la mansa oveja, el brillante sol, el caudaloso Amazonas…”  (Definición y ejemplos de Gayol, Ob. Cit. Pp. 94 y 95)

Repetición o anáfora:
Es la repetición de una palabra al inicio de cláusulas consecutivas. Veamos un ejemplo del cuento Dioses de breve estancia, de Héctor Torres. (“El regalo de Pandora”. Ficción Breve Libros. Caracas, 2011)

Esa noche de espuma se deslizó por caminos silvestres, esa noche divina soñó con coreografías de manos sobre nieve, esa noche durmió relajada. Esa noche, luego de tanto esperar, se asomó al fin, tímidamente, desde adentro, aquella cosa dulce.”

Conversión:
Al contrario de la anáfora, la conversión es la reiteración de una palabra al final de varias frases contiguas:

              Ojos de gacela de la Mimosita,
              rizos de azabache de la Mimosita,
              manos nacaradas de la Mimosita,
                     ¿En dónde ahora están?
                     Los alegres cantos, voces de la aurora,
                     los dulces arrullos con que a veces lloran
             ¿Qué oídos ahora los escucharán?
                                Julio Vicuña Cifuentes.

Complexión:
Es la combinación de la anáfora y la conversión. Se repite una palabra al inicio y otra al final de cláusulas consecutivas.

Vale la pena estudiar en España. Vale la pena trabajar en España. Vale la pena vivir en España.

Reduplicación:
Es la reiteración de una o más palabras en una misma frase: 
            
              Cabalgar, de día, de noche, de día.
  Cabalgar, cabalgar.
          Rainer María Rilke.

Conduplicación:
Consiste en repetir al principio de la cláusula la última palabra de la cláusula anterior:
              
              Ámame compañera. No me abandones. Sígueme.
              Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
            Pablo Neruda.

Concatenación:
Es la repetición de palabras en una serie de sentencias, de manera encadenada. Gayol advierte que mal utilizada, esta figura puede ir en detrimento de la naturalidad expresiva. Veamos un ejemplo del uso magistral que le da Tagore:


              Soñaba y veía que la vida era gozar;
              Desperté y comprendí que la vida era servir.
              Serví y descubrí que servir era gozar.
         Rabindranath Tagore

Retruécano:
Es la repetición de una frase con la inversión de algunos vocablos que le dan un giro inesperado al significado de una idea. Bien empleado, este recurso puede resultar ingenioso, como lo hizo John F. Kennedy en el Capitolio Federal de Estados Unidos de América el 20 de enero de 1.961 al pronunciar el discurso con motivo de la toma de posesión del cargo de Presidente de ese país.

“… Así, pues, compatriotas míos norteamericanos, no pregunten qué puede hacer su país por ustedes, pregunten: qué pueden hacer ustedes por su país.”

Sinonimia:
Es el empleo de sinónimos en una cláusula para dar énfasis a una idea:

Lo más importante de Argentina es su gente, su pueblo, sus habitantes.

En nuestra próxima entrega veremos los tropos y las figuras del pensamiento.


Óscar Manuel Romero.

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